Es extraño, porque todo parece seguir igual mientras hablamos tranquilamente, pero, sin embargo, ambos tenemos la certeza de que todo ha cambiado.
A cada segundo que pasa, a cada sonrisa, me preguntó en qué fallamos, qué errores hubo, pues ahora no parece que alguno haya sido cometido.
Tal vez el tiempo mitiga, como dicen muchos, o tal vez ya tengo muy asumido qué es "pasado" y qué es "presente" ahora mismo, y por eso no me cuesta verte como a un "yo" distinto de aquel que recuerdo.
Me parece raro que seas el de siempre, con ese humor sarcástico, y ser yo la de siempre, jugando a la "nonsense", y que lo único que haya variado aquí es el lugar por el que andamos cada uno.
Me resulta extraño que me sonrías al verme, pero que me apartes la vista con vergüenza, cuándo hubo un tiempo en el que tus ojos me buscaban.
Eres el mismo sin serlo, y sucede lo mismo conmigo. Somos como copias de nosotros mismos, en las que lo único que se ha cambiado es el corazón.
A veces te olvido; otras te añoro.
Y no sé qué conclusión he de sacar...
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