jueves, 21 de abril de 2011

Huésped...

Es doloroso porque es real.
Rompe, rasga, sobrecoge.
Lo pone todo patas arriba, derrumba lo que construyo.
Se clava y se aloja en mí, como un parásito.
No logro deshacerme de él.
No logro deshacerme de nada.

- Acaba con todo, por favor. Déjalo morir.

¿Alguna vez te has sentido perdido y desprotegido como un niño?
No es soledad real, solo yo la siento.
La soledad me da frío.
Me encojo.
Tiemblo.

- Mátalo de una vez por todas. Destrúyelo.

Mi cuerpo emana la oscura niebla que me rodea.
No me abandonan, me escondo.
Huyo.
De todo.

- Mátalo.


Ya no es dolor, sino vacío.
Me miras de lado, como acostumbras, y sonríes.
Se te ve bien.
- Hola-saludas, alzando la derecha y sonriendo, como siempre.
Respondo con un asentimiento y una sonrisa aséptica.
No hay palabras.
- ¿Qué haces aquí? -inquieres con curiosidad.
Esta vez si hablo.
- Vengo a matarte- digo con voz clara, para que me entiendas.
Tus cejas se arquean y tus ojos reflejan miedo tan solo un instante.
Luego sonríes, porque crees que bromeo.
Y aunque realmente no bromeo, en parte es normal que no te lo tomes en serio.
Realmente vengo a matarte.
Pero no soy capaz de hacerlo.

2 comentarios:

  1. Me gusta de forma...tierna quizás... ._.
    No sé, es acogedor a pesar de lo que dice.
    Me gustó.

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