Ahogarse en mariposas.
Mis manos apenas pueden tocarte por unos segundos sin resultar reveladoras. Solo un roce que parece accidental significa para mí mucho más de lo que puedas imaginar, aunque no lo veas. Entonces te giras y me sonríes, aparentando diversión.
Y me pierdo.
Al observarte mi mente parece alejarse de mi cuepo, unida a él por poco más que un fino hilo que la hace regresar cuándo tus ojos interceptan a los míos. Mientras flota solo te veo, pero sin verte, alegrándome de ese simple "contemplarte" en el que no soy consciente de las presencias que te rodean. Ni de mí.
Tu mirada me recuerda que el tiempo pasa y vuelvo a la consciencia de lo demás. Entonces me sonríes.
Y me pierdo.
Nunca sales en mis sueños. Siempre hay otros rostros, otros cuerpos y otras voces que no son tú. Me despierto y los recuerdo mientras puedo, antes de que se disuelvan en pensamientos más densos. Luego, al regresar mi mente a ti, reapareces con más fuerza que el día anterior. A veces duele y otras parece como si todo fuera mucho mejor de lo que ha sido nunca. Entonces tú no estás para sonreírme.
"Ya sabes que existo, ¿cierto? Ya lo sabes."
Y entonces sonrío.
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